En un país que no vale la pena acordarse, al sur de una frontera que ni voy a mencionar; se levanta entre el polvo y el sementó un pueblo. Un pueblo ni muy grande, ni muy chico, un pueblo plagado de calles y de gente que corre apurada pero no sabe muy bien a donde ir, puesto que elegir un rumbo es perdida de tiempo y cosa del pasado, y para ellos que piensan en la nueva era de la modernización y no tienen tiempo que perder para hacer que su mediana ciudad se haga grande, solo piensan en ir para adelante, siempre, siempre para adelante. Aunque eso implique muchas veces olvidar cosas tan interesantes como por ejemplo, el propio nombre de la ciudad en la que viven.
Si, es verdad, la gente de este pueblo no se acuerda ni el nombre de la ciudad en la que viven, por lo que nosotros nos limitaremos a llamarlo como todos los demás pueblos lo llaman…. San olvido. San Olvido creció mucho este mes, las acciones se midieron muy altas, lastima que solo un puñado de gente pueda cobrar las ganancias, puesto que repartir lo que todos lograban era cosa del “pasado”…. Cosas como estas eran muy normales en San Olvido, y la gente no se las cuestionaba, porque “cuestionar” implicaba para estos pobladores detenerse en la calle y pensar 35 segundos más de lo normal, eso por ende haría retrasar la marcha recta y futurista, e incluso peor, esto haría que la gente “mire hacia atrás”, pecado mortal para esta gente que estaba decidida a hacer crecer San Olvido segundo a segundo, minuto a minuto, y sin una pizca de recuerdos que retrasen la marcha hacia delante, siempre, siempre , hacia delante.
Esta situación ya era complicada, y un buen día la Memoria empezó a observar a esta gente, poso su sabios y memoriosos ojos en las calles, escuelas, iglesias y hasta en sus muesos, que en este pueblo tenían la interesante costumbre de tener museos que cuentan que linda va a ser la ciudad en el futuro, si es que todos siguen caminando hacia adelante.
La Memoria, sabia y con experiencia, se dio cuenta que esta gente en su frenesí diario se daba el lujo de pasear en masa los días domingos a la tarde, por la plaza principal. Entonces un buen día aprovecho la calma de esta gente y de entre el polvo y el sementó apareció La Memoria. ¿Quién es usted?, le preguntaron los olvidadizos pobladores a este extraño ser que aparecía….
- Soy la Memoria, y vengo a hacerle recordar a ustedes varias cosas.
Entre medio de la muchedumbre atónita se acerca un joven de unos 23 años, de pelo corto, arito, ropa de marca y gafas negras y le contesta….
-¿Memoria?, ¿recordar?, pero que es eso y que importancia nos puede traer a nosotros preocuparnos por cosas que ya pasaron y nunca más volverán a suceder.
La Memoria, viejita y con años de oficio, ya tenía los tímpanos cansados de escuchar estos mismos dogmas, durante 500 años… pero lamentablemente ese su labor de existencia, cargar la historia, y presionar a los pueblos para que liberen su pasado, por lo que empieza con una larga serie de replicas, con un deselanse que ella jamás hubiera esperado.
- ¿Como que, que importancia tiene?, acaso tus raíces, tu historia, tu cultura, todo lo que alguna ves fuiste, acaso los hombres y mujeres que derramaron sangre para que hoy camines libre, acaso las mil y un historias que han formado tu entorno, acaso lo que paso y puede volver a pasar…. ¿No tiene importancia? , ¿No influye eso en que eres tu hoy?, ¿ y en lo que serás mañana?.
- Daaa… obvio que no!, ¿u acaso tu crees que en la bolsa nos van a preguntar sobre nuestras raíces, sobre nuestros ideales y cosas así?, no… eso es para la personas fracasadas que se conforman con ser ciudades chicas o medianas, nosotros seremos grandes. Como decía mi papa, “para adelante hijo, siempre para adelante”.
- ¿Recuerdas acaso que le paso a tu padre?
- Emmm…. Me parece que lo mataron, efectivamente lo mataron.
- ¿Quiénes?.
- No tiene importancia.
- Haz el ezfuerso, y dime quien.
- Bueno… emmm… ahora recuerdo!, unos señores de verde. ¿Contenta?.
- ¿Y que paso hoy con esos señores de verde?
- Bueno… de hecho a algunos los vi parados en la casa de gobierno, hablándome cosas sobre “defender la democracia”, “la paz”, “y el crecimiento”
- ¿Y eso no te dice nada?.
- Lo único que me dice es que es parte del pasado y de cosas que ya no importan, mi viejo fue un gran tipo y todo, pero aveces era un poco terco para opinar, aveces pensaba demasiado, y posiblemente algo allá hecho para mecerse lo que le paso.
- Pero estimado, tu padre murió defendiendo lo que el pensaba, ¿acaso eso ya no te importa?, ¿acaso eso no te genera sentimientos?.
- ¿Sentimientos?, otra de las cosas que no mide en la Bolsa.
- Tanto que les gusta a ustedes hablar de la Bolsa, ¿ cuanto del dinero que ganan en la Bolsa, va para la gente común como ustedes?.
Muchos en la ciudad se empezaron a ver los pantalones rotos, empezaron a recordar que tenían hambre, que sentían frío…. Sin embargo todos se dieron cuenta que estaban empezando a cuestionar, por lo luego de 35 segundo de estar en blanco, se alteraron y le gritaron prepotentemente a La Memoria, ¡”todos nos beneficiamos”¡.
- Viste!, todos acá vivimos bien , sin recordar cosas del pasado ni preocupándonos por los supuestos “ideales” de otras personas.
- Pero por favor querido!, si más de la mitad de los que están en esta plaza andan descalzos, tu eres el que mejor te ves y casualmente eres el que menos te has cuestionado.
- Obvio, en este pueblo mientras menos te cuestionas, más acciones ganas… óseas, es algo obvio.
- Y ya que tanto te gusta hablar sobre tu pueblo… ¿recuerdas acaso su nombre?
- Sí!.
- ¿Cómo es?
- San.
- San, cuanto?
- San…. Emm… nose, no importa, hay muchos santos en la vida y es una ridiculez querer diferenciarse por usar solo uno.
- Pero eso habla de la cultura, de la historia, de la tradición, de lo que eres tu también como persona y como colectivo.
- Yo como persona y como colectivo se que quiero escuchar los últimos temas de Reguetón, ir a las últimas discos, comprar los últimos autos y si es posible desechar todas estas cosas lo más rápido posible para comprarme las nuevas innovaciones que ya están por venir. ¿Qué otra cosa un ser humano puede querer?.
- Afectos, recuerdos, emociones, amores, pasiones….. cosas que no vas a poder conseguir en la Bolsa.
Tanto este muchacho como la gente se impacienta y se pone nerviosa, ya esta arta de tener que escuchar palabrería que solo le estaba amargando su domingo por la tarde en la plaza, por lo que empiezan todos a abuchear a La Memoria. Desde gritos, como “no te oigo”, caras enajenadas, empujones y rabia amnésica. La Memoria impone su vos por un segundo para preguntarle al muchacho….
- Ya se que lo que digo no te importa, pero una última pregunta…. ¿ como era que te llamabas?.
El silencio se hico atroz, y el muchacho derramo una lagrima…. Pero ni esa gota que salía de su ojo basto para frenar la amnesia generalizada.
- Eso tampoco importa!, ni a ti ni a nadie! Y nunca va a importar…. Nunca jamás este pueblo tubo memoria, y nunca jamás la tendrá, así es como hay que vivir y así lo haremos hasta siempre…. Siempre hacia adelante!
La Memoria se vio linchada por los golpes carentes de recuerdos pero llenos de rabia y ganas de progreso…
La Memoria entonces cargada de los recuerdos y de la historia olvidada de este pueblo, subió hasta arriba de la plaza….. y derrumbo todo, todos los colegios, todos los museos futuristas, todas las casas… todo este pueblo que había aplastado y estrangulado a su propia Memoria…. Ahora, se derrumbaba… ya no pudo contenerlo más, ya no pudo aguantar tener a su propia historia tan encerrada, tan aplastada, tan olvidada…. Porque aquellos pueblos que osan encerrarla, que osan atcarla…. Mueren. Mueren aplastada por ella, mueren por no querer dejarla volar como el viento… mueren aplastado entre su propio polvo y su propio sementó.
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