domingo, 29 de noviembre de 2009
SUPERCLASICO: EL ODIO MAS SANO DEL MUNDO.
Y dice la historia que como hermanos o primos lejanos nacieron ellos, y dice también la historia que se separaron, uno se quedo, el otro se marcho para ganarse el siglo a fuerza de futbol y calidad. Así dicen las viejas efemérides empezó todo, ellos son el glamour y la grasa, la gallina y el bostero, el millonario y el xeneise, ellos son simplemente boca y river. Así es como la historia esta escrita, pero boca y river son también odios y amores innatos, ya que no encuentro en mi memoria ni fechas ni sucesos puntales para explicar, innato es el amor por la banda como innato es el odio por “la vereda de enfrente”. Son esas sensaciones que te llevan a desear y desesperarse por encontrar un triunfo, como también por buscar un fracaso ajeno, por buscar un enfoque de cámara a la cara de un “bostero amargado”, por sufrir los goles recibidos como los efectuados por los innombrables, es la desazón de ir al colegio sabiendo que ahí estarán, ahí estarán los chistes preparados, las gastadas calculadas y finamente diseñadas, las caras de placer bostero que chorrean maldad y grasa, los resultados que se repiten, los momentos del domingo que vuelven a tu mente, y como olvidar el diario, ese titular con esa foto y esa frase que no querías leer, por algo se dice que el “superclásico” se juega dos días, el domingo en el verde césped y el lunes en tu escuela o laburo. Y es que son tan diferentes, uno, river, si señores, el famoso river plate aquel que tiene en su haber una historia plagada de laureles, aquel que impone la calidad y el juego, antes del resultado, aquel que 15.000.000. lo aman, y el resto lo envida; ese es river, jamás “la mitad mas uno”, y por siempre “el país menos algunos”. Ese es river, aquel que desde chiquito lo escuchaba y sentía en el animo de mi viejo y que de grande lo llevo bien adentro. Y el otro…. Y, que se puede decir del otro, la verdad que no los entiendo, como decía Comizzo: “¿como se puede ser hincha de boca?, yo los miro y…. pobrecitos”. O como dijo Copani, “boca es el equipo chico, más grande del mundo”, pero chico nació y chico morirá. El superclásico es también sinónimo de polarización, de dividir al país con una frueza imposible de analizar psíquica, politica o sociológicamente. Desde salta a tierra del fuego se paraliza la vida, el trabajo y casi la respiración. Pero esta polarización esta también basada en lo que yo llamo: “odio folclórico”, sin dudas que a boca lo odio, si boca te odio, odio la soberbia que cae desde su gente, que como embajadores tuve en mi cotidianidad a mis compañeros “bosteros”, odio la grasa y el mal gusto que chorrea desde sus tribunas, y peor aun cuando esas tribunas, osan meterse en el monumental, manchando nuestro verde césped. Pero este odio, este juego de rencores y resentimientos, es nuestro folclore, es lo más nacional y popular que emana a nuestra tierra, es el odio mutuo y compartido es gastar y ser gastado, quizás si este clásico tuviera una biblia en algunos de sus pasajes diría: “gasta al prójimo, como el prójimo te gasto alguna vez”. Es una ecuación matemática simple, si yo disfruto cuando river hace un gol y cuando boca recibe otro, sin dudas que si es river el verdugo de la “bosta” el producto de esta ecuación será bastante gratificante, pero si se da en viceversa será una ecuación de las que uno nunca quiere resolver. Ellos son river vs. boca, así los creo dios, hechos para el rencor y la separación de masas, hechos para vivir y profesar cátedras, estilo y gente distinta, hechos para que jueguen un clásico permanente, pero para que se vean las caras 2 veces al año.
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