El flaco… si, el flaco!... ni muy alto, ni muy gordo, ni muy lindo ni muy feo….. ni lo suficientemente simpático para ser aceptado, ni lo suficientemente apático para ser excluido… simplemente un pibe de barrio que caminaba por ahí… saludando a los conocidos y mirando con animo e interés a los desconocidos, un pibe callado casi siempre pero hablador cuando quería y las emociones se lo pedían… tímido, amable, Cortez, hasta chistoso son las cualidades de este muchacho, que pocos golpes había recibido de la vida y pocos regalaos de ella a la vez…..
¿Y que hace el botija este?, dirán algunos con gran animo de exclamación… ¿que distingue a este ser humano del resto, para que se les atribuya este párrafo y medio de palabras?, ¿será un futuro genio quizás?, ¿será un intelectual brillante escondido tras características bizarras?, ¿o por último algún asesino serial que haga más emotivo este relato?..... y la respuesta es que no, de hecho el cabro este no tiene ni oficio ni cualidad marcada, es un humilde adolescente que pasea sus dudas de la vida por las calles de su ciudad. Así es, he dedicado varias palabras en un flaco adolescente confundido en la vida… ustedes dirán, ¿Qué hace el flaco con su vida?, el flaco mira, el flaco escucha, y siente…. Siente absolutamente todo lo que comentan sus compañeros de colegio, siente con admiración cada comentario que lee en el Facebook, mira con dedicación cada muchacho o muchacha que ve pasar en la calle, escucha con atención cada comentario de felicidad que exclaman sus amigos. Y finalmente se pregunta hasta cuando, hasta cuando el pobre flaco cabiz bajo y sensible ante su vida tendrá que soportar solo escuchar y mirar lo que el resto haga, hasta cuando el flaco se sentirá fuera del frenesí de amores, alegrías y tristezas que el resto de sus compañeros de edad vive, hasta cuando el pobre flaquito que nada le a hecho a nadie y nada le pide nadie, verá desde afuera el largo viaje de vida que su entorno hace, para al final de cuentas terminar su día y noche preguntadote…. Y uno?, uno que ve, escucha, siente y participa tan solo raquíticamente en la vida de la gente…. ¿Que hace?, ¿que hace este pichón que ni sabe para donde buscar sus alas para volar?, y a todo esto, ¿quien es este botija tan perdido y silenciosamente sufrido?. ¿Es acaso un trastornado mental que no tiene ningún tipo de habilidad social?, ¿es acaso un desposeído material?, ¿un incomprendo emocional, que se corta por las noches?. No señores, lamentablemente este relato no busca apelara al show de las desviaciones humanas ni a las explicaciones cortas y hasta bizarras del porque de una persona. El es simplemente el flaco, un pobre pibe carente de amores y amistades fuetes, de pasiones concretas por la vida y de anécdotas graciosas para contar, carente también de afectos y emociones que pide cada noche por tener… es simplemente… ¡el flaco ese!, ese que pasa siempre por enfrente tuyo y vos nunca lo notaste, vos nunca lo analizaste, ni pensaste que será de su vida, de sus afectos y sentimientos… porque simplemente nunca nadie lo hico, y al flaco, nunca nadie lo quiso.
Por eso, estas líneas van para el cabro que siempre vemos a la entrada del barrio, o al salida del colegio cabis bajo… como pensando un sin fin de ideas, para al final no terminar pensando ninguna, el que después de cada día viendo y sintiendo la vida de sus pares llega pensando…. “y a uno, ¿que le queda”?.
Por eso mismo, arriba la cabeza flaquito, que en todos lados estas vos, que aunque nadie te vea y nadie parezca preocuparse… siempre estarás, siempre estarás vos y tus dudas y anhelos son el motor para que estas palabras cobren significado.
Flaco querido, de vos nunca me olvido.
lunes, 13 de septiembre de 2010
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